El baño del bebé no solo se debe de hacer por higiene, sino también para favorecer su desarrollo sano y feliz.
Es indiferente a qué hora del día bañes a tu bebé, aunque la tarde-noche tiene la ventaja de que favorece la relajación y el sueño. Lo mas importante, es elegir un momento en el que el bebé no tiene hambre, que tanto como él y vosotros estéis relajados, tranquilos y sin prisas, para poder disfrutar ambos de este momento tan entrañable.
El baño activa los sentidos; jugar con las burbujas ayuda a que el niño desarrolle y coordine ojo-mano, chapotear enseña la relación causa y efecto, escuchar las canciones que le canta mamá y/o papá estimula las partes del cerebro vinculadas a la memoria, los olores agradables y la relación amorosa que el niño establece cuando se le baña, crean recuerdos sólidos que le acompañarán toda la vida.
Si al baño se le acompaña con un posterior masaje, a parte de hidratarle la piel, estas caricias mejoran el rendimiento cognitivo y la atención del bebé.
Así que, a disfrutar de estos momentos tan especiales.